La diferencia fundamental de la disciplina histórica con
otras ciencias, ya sean Ideográficas o Nomotéticas, no responde a la
verificación científica de sus postulados, pues bien claro es, que al ser una
ciencia que estudia el pasado, basándose en fuentes de información (escritura, arqueología
, documentos de otra naturaleza…), difícilmente puede llegar a la verificación,
estableciendo una lucha constante contra la subjetividad de sus vestigios. Esta
diferencia, emana sobre todo en su naturaleza eminentemente orgánica, pues hablando de un periodo pasado,
siempre podremos encontrar un dato, que nos haga cambiar nuestra visión de esa
historia, modificándola según las circunstancias. Podemos, modificar éstas
utilizando la más coherente objetividad, o podremos modificarla a nuestro
antojo, según intereses políticos, sociales…
Pero donde más se manifiesta la historia, como un organismo
vivo, es en nuestro presente, pues cada acto que acometemos con inconsciencia,
pasa a ser un evento histórico dentro de un contexto sociocultural naciente, que puede tener repercusión en un
futuro, según las condiciones a las que llegue nuestro testimonio a la
posteridad.
Por tanto, si estudiamos la época Prehistórica podremos
sacar conclusiones acerca de un bifaz, estudiando el Imperio Romano podremos
deducir el significado de la Columna Trajana, una portada Románica como
respuesta al arte feudal, una catedral gótica o renacentista para explicar el
resurgir del mundo urbano, o una serie de textos, tratados o documentos
gráficos para explicar acontecimientos contemporáneos. Como vemos fuentes históricas de muy diversa
índole, según la época estudiada, mucho más variados y numerosos según nos
acercamos al presente.
En la actualidad, existen infinidad de fuentes para estudiar
nuestra sociedad, un enorme abanico de instrumentos, con los que historiadores
futuros, podrán marcar las pautas básicas con las que se rige nuestra sociedad.
Sería interesante hacer una lista exhaustiva de todos ellos, pero en este
artículo quiero centrarme en la música, y más concretamente en la música
alternativa, como fuente viva de una historia reciente.
Para ello, igual que de un comentario de texto se tratara,
podemos ejercer primero su lectura y entendimiento, clasificar el contenido del
mismo, realizar un análisis, y por último, su comentario. A primera vista,
puede parecer una teoría quijotesca, pero si se lleva a cabo de forma
explicita, se observara su semejanza con cualquier texto que ilustre un
acontecimiento histórico.
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